miércoles, octubre 11, 2006




LO BELLO PARA VIVIR. ¿QUÉ ES LO BELLO? ¿NECESITAMOS UN TRADUCTOR DE LA BELLEZA?

Antonio Muro

El refranero español asegura metafóricamente que el libro de los gustos está en blanco. Con ello quiere indicar que hay tantos gustos como personas, que cada uno tiene sus gustos.

Al comienzo de la Ilustración, en 1690, el filósofo ingles John Locke escribía en su libro “An essay concerning human understanding” que la mente de un niño recién nacido es como un gabinete vacío, la tabula rasa. Todos los conocimientos llegaran a llenar su mente por medio de los sentidos, en un proceso que hoy en día llamamos enculturación.

En antropología hay una definición muy extendida de cultura en la actualidad y es la dada por Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn como:”un conjunto de atributos y productos de las sociedades humanas, y en consecuencia de la humanidad, que son extrasomáticos y trasmisibles por mecanismos distintos de la herencia biológica”. La belleza sería uno de esos atributos o productos y no se trasmite de padres a hijos sino que se adquiere por medio de la educación.

Como producto que es de la cultura, y adquirido en ese proceso de enculturación, la belleza no será algo único, variará de una cultura a otra. Incluso dentro de una misma cultura, como puede ser por ejemplo la occidental, también va cambiando con el tiempo al igual que esta. El público coetáneo de Rubens qué habría pensado si en vez de las Tres Gracias o la Venus que pintó hubiera dibujado a esa joven que estos días ha desfilado en la pasarela de la moda de París. El concepto de la belleza ha cambiado desde 1630 hasta nuestros días (conste mi discrepancia respecto a la belleza de la joven exhibida en París).

En ese proceso de enculturación de la belleza se tienen en cuenta los cánones del momento, en la forja de los cuales no sólo intervienen las opiniones generalizadas entre la población sino también las influencias de las vanguardias empeñadas en imponer su moda. Cuantas veces nos ha sucedido que en el proceso de implantación de una costumbre en nuestra sociedad, de una moda, esta nos ha parecido fea y con el paso del tiempo, con el uso cada vez más generalizado, al verlo en más gente, ha ido cambiando nuestra opinión hasta terminar aceptando la moda. Un ejemplo podría ser el uso de los pantalones acampanados. Nos termina gustando lo que ya le gusta a todo el mundo. El canon de la belleza se establece por consenso, como toda la cultura. La intersubjetividad.

Una de las principales aportaciones de la psicología de la Gestalt impulsada por Rubin, Koffka, Köhler y Wertheimer fueron las Leyes de la Organización Perceptiva, que se han demostrado universales en el comportamiento humano y en ellas como podemos ver a continuación se premia la belleza en cuanto perfección. Estas leyes serían:
1- Ley de la buena forma: de todas las posibles organizaciones geométricas que puedan producirse, se percibe aquella que esté mejor conformada y sea más simple y más estable.
2- Ley de la Proximidad: varias formas parecidas en proximidad tienden a ser percibidas como formando grupos.
3- Ley de la buena continuación: en la organización perceptiva se tiende a preservar la continuidad suave de las figuras antes que los cambios bruscos.
4- Ley del cierre: la percepción de figuras inacabadas tiende a hacerlas completas.

Todos buscamos rodearnos de lo más bello en todos los campos (quizás por esa segunda ley de proximidad). Pudiendo escoger, la belleza es un factor que siempre se tiene en cuenta. Lo feo, como contrario de lo bello que es, esta proscrito, procuramos alejarlo de nuestras vidas. Si algo feo o deforme aparece ante nosotros, miramos hacia otro lado, evitamos contemplarlo, evitamos el mal momento. Con lo bello en cambio nos solazamos en su contemplación, nos alegra el ánimo, procuramos que dure lo máximo posible, nos extasiamos ante una bella puesta de sol, volvemos la cabeza para seguir contemplando a una persona bella, etc.

Los objetos feos no tienen problemas si nadie los mira, si nadie los compra o si miran para otro lado. Ellos ni se enteran, no tienen vida. Pero que complicada debe ser la de aquellas personas que sean consideradas feas (no los quieren ni en las canciones: “que se mueran los feos, que no quede ninguno”). En igualdad de condiciones seran desplazados por los bellos, para los que se guardan todas las facilidades, para los que se abren todas las puertas, para los que está reservado todo el éxito social, el espejo social, la “beautiful people”. Esta claro que lo bello es para vivir, como dice el título del próximo vino filosófico. Lo bello está asociado a lo bueno, a lo positivo, a lo agradable. Lo feo a lo negativo y malo, a lo desagradable.

En cuanto a si necesitamos o no un traductor de la belleza, mi opinión es algo ambigua. La idea o el concepto de belleza parece natural, instintivo. Pero ya hemos visto que no, la tabula rasa, nacemos con la mente en blanco. A lo largo de nuestra vida, con la educación recibida hemos ido forjando esa opinión, que se ha instalado, valga el símil informático, como un programa residente dispuesto a interpretar en cada momento lo que es bello y lo que no. A distintas culturas, distintos programas residentes. No existe un concepto universal de la belleza. Por ejemplo esas tribus africanas que sus mujeres se colocan los platos de cerámica en los labios y los lóbulos de las orejas, no son precisamente nuestro prototipo de mujer bella, ni tampoco lo son para aquellos cuyas mujeres se lían una espiral de bronce al cuello deformándolo y alargándolo, etc. La ambigüedad vendría de la mano de esa primera ley de la buena forma que si preconiza como universal, lo sencillo, lo estable, lo bien conformado que podríamos asimilar a nuestro concepto de bello (¿Es más bello un triángulo equilátero que uno escaleno o isósceles?)

En los textos enviados se habla de descodificador para entender el arte. En eso si estoy de acuerdo. Mientras más información tengamos sobre una obra de arte mejor la entenderemos. Me vais a perdonar pero como animal político que soy, en el sentido aristotélico, no puedo dejar pasar esta oportunidad, aunque luego me digan que arrojo caspa sobre el texto, de decir que en este proceso de aldeanismo cultural que viene de la mano del nacionalismo y del laicismo excluyente, a las generaciones venideras no sólo habrá que descodificarles el arte sino tambien los personajes. Cuando contemplen el Adán y Eva de Durero en el Prado habrá que contarles quienes eran y que significa la serpiente y la manzana, o cuando vean allí mismo el cuadro de Goya sobre la defensa de Zaragoza contra los franceses, habrá que contarles que la señora que disparaba el cañón se llamaba Agustina de Aragón, heroína española por excelencia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sorprende que solo te preocupe que los jovenes no sepan quienes son Adan y Eva, y no Dafne, y Cloe, y las Sabinas, y tantos otros personajes mitológico protagonistas de tantos maravillosos cuadros. ¿Huele a tufillo religioso?. Ah!, por cierto, tu "heroina española por excelencia" se llamaba Agustina Saragossa y Domenech, catalana de pura cepa. De Reus mas concretamente. Hay que joderse¡.Eh! Antonio. Con lo bien que te caen los catalanes. Saludos. Paco Caballero

Anónimo dijo...

Paco lo de Adan y Eva es para el aprobado raspandillo, lo de Dafne y Cloe sería para nota. Nos guste o no el arte español ha estado impregnado por la religión (puedes comprobarlo en el museo de Arte de Granada en el Palacio de Carlos V).En cuanto a lo de Agustina de Aragón me parece muy bien su procedencia de provincias de la actual Cataluña y antigua Corona de Aragón. Eran otros tiempos en que la solidaridad interestatal funcionaba y no ahora que se niegan hasta el agua de beber. Saludos Antonio Muro.

Anónimo dijo...

No era dafne y cloe sino dafnis y cloe y no pertenece a la mitologia sino que era una obra literaria de Longo, del siglo III que se desarrolla a nivel humano.
En la mitología Dafnis el hijo de Hermes se enamoro de la ninfa Nomia, a la que fue infiel por lo que perdio la vista y luego la vida ya que le habia jurado fidelidad.

Anónimo dijo...

Erudito anónimo: Tienes razón. Me refería a "Dafne y Apolo" inmortalizado por Bernini (entre otros)en su maravillosa escultura, y no a Dafnis y Cloe, tambien protagonistas de un magnífico cuadro de Tiziano. Un cruce de cables. Que lujo tener contertulios anónimos tan cultos. Un abrazo Paco Caballero